Recientemente, alguien le habló del reto 333. Es un proyecto que consiste en elegir 33 prendas y vivir con ellas durante 3 meses. Se incluyen prendas de abrigo, zapatos, complementos así como outfits para celebraciones especiales. Las excepciones, la ropa interior, deportiva y pijama. Tan solo se puede reponer algo cuando la prenda se estropea.

La primera pregunta que le vino a la mente es si ella podría hacerlo. La segunda ¿para qué? Comentan que es antídoto a fast fashion pero, sobre todo, un comienzo para ordenar la vida y simplificar las cosas. Deteniéndose a pensar cada vez que se compra si esa prenda es necesaria o si les hace feliz. Tener menos cosas pero todas bonitas. La decoración nórdica es un buen ejemplo.

El 333 es una de las reglas que abrazan los minimalistas. The minimalism es un movimiento creado por Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus en Estados Unidos y que promueve vivir con menos.

Activistas sociales, autores del documental “Minamilism”, a través de su web y sus podcasts cuentan su historia a todo aquel que la quiera escuchar. Ganando un sueldo de 6 cifras antes de los 30, uno de ellos apenas pudo despedirse de su madre enferma. El mismo mes, su mujer le dejó porque nunca estaba en casa. De camino a decorar su enésima casa, hizo un lista mental de todo lo que necesitaba comprar. ¿De verdad lo necesitaba?

‘Minimalism’ (disponible en Netflix) no es el mejor documental de la historia pero pone el dedo en la llaga. ¿Para que trabajar tan duro si después no se puede disfrutar de lo que de verdad importa? El documental muestra un rosario de antihéroes que renunciaron al reconocimiento social.

Decidieron dar un paso al vacío: abandonar sus trabajos, comprar casas más pequeñas para tener tiempo para ser felices. El éxito de los perdedores de caminar calmo y sonrisa abierta.